Coaching: objetivos más comunes y cómo Abordarlos

Es fascinante pensar en lo diferentes que somos los humanos. Algunos no paran de hablar, otros son muy reservados. Algunos no pueden vivir sin pareja, otros son alérgicos al compromiso. Algunos necesitan promocionar cada dos años, otros solo quieren un trabajo estable y predecible. Unos son de izquierdas, otros de derechas…

Pero al mismo tiempo, es increíble cuánto nos parecemos. Todos procedemos de la misma herencia genética y necesitamos agua, comida y refugio. Todos necesitamos ser atendidos y amados de alguna manera. Todos necesitamos pertenecer a algo. Todos necesitamos alguna fuente de ingresos.

Cuando comenzamos un proceso de coaching con alguien, les presentamos un lienzo en blanco en el cual plasmar sus objetivos. Siempre decimos a nuestros clientes que piensen de manera holística, que a priori no hay ningún objetivo incorrecto, que digan cualquier cosa que esté en su mente… Y luego resulta que muchos de esos objetivos son recurrentes.

En este artículo vamos a repasar los objetivos de coaching más habituales.

A ver con cuántos te sientes identificado:

 

Aprender a decir que no y poner límites

Un clásico, sobre todo entre personas que tienen tendencia a complacer y ayudar. También entre aquellos que tienen mucha ambición profesional y/o trabajan en entornos demandantes y orientados a la meta.

 

Ser más asertivo y gestionar conflictos

Nos hemos dado cuenta de que poca gente sabe lo que es la asertividad. Es ese punto medio virtuoso entre la pasividad (mi opinión no vale tanto, así que me callo) y la agresividad (voy a hablar por encima de vosotros porque mi opinión importa más). La asertividad es una habilidad de inteligencia emocional clave para construir relaciones sanas y gestionar nuestras emociones. Además, nos ayudará a prevenir conflictos futuros y a gestionar conflictos existentes.

 

Dar mejor feedback

“Todos lo hemos comentado. Esta chica trabaja fatal”, “no somos compatibles trabajando juntos, así que le ignoro”, “hay una persona de mi equipo a la que me planteo despedir”…

Este tipo de frases las hemos escuchado muchas veces, y suelen tener un denominador común: la persona afectada no ha recibido feedback claro al respecto. Lo cual es tremendamente injusto y hace que la situación se prorrogue causando estrés y daños a varias partes.

 

Gestionar el estrés y cuidarme más

A menudo, justificamos que el estrés es algo inevitable e incluso cool porque es propio de gente ocupada y exitosa. Sin embargo, el estrés mata. Literalmente el estrés mata. Por tanto, asegurarnos de que tenemos tiempo para descansar, pasear, comer tranquilos y cuidarnos no es algo deseable sino necesario, que nos ayudará a hacer mejor todo aquello que hacemos. Cuando estamos muy ocupados, no sacamos tiempo para cuidarnos. Sin embargo, paradójicamente, es cuando más lo necesitamos.

 

Rumiar menos

Casi todos, le damos más vueltas a las cosas de lo que nos gustaría. Llega un punto en que seguir pensando no nos ayuda, nos agota emocionalmente, no nos da ninguna nueva solución. Y es ahí cuando hay que cambiar la línea de pensamiento y enfocarse en qué opciones tenemos para solucionar ese problema (¡si es que ese problema es tal!).

 

Hablar en público

El miedo a hablar en público se llama “glosofobia” y es uno de los miedos más comunes, junto con el miedo a las arañas, las serpientes o la muerte. Hay mucha gente que lo pasa realmente mal. Si es tu caso, conviene recordar que no estás solo, que lo puedes trabajar y que solo una pequeña fracción de tu nerviosismo interior se ve en el exterior.

 

Desarrollar unas creencias que me ayuden a conseguir mis objetivos

Es difícil hacer buen coaching sin identificar algunas creencias limitantes (que tienen su parte de verdad) y sin sustituirlas por otras creencias que son más adaptativas (y que definitivamente, también tienen su gran dosis de verdad). Podemos pasar de “esto se me da fatal” a “voy a mejorar esto echándole ganas y dedicando tiempo”. Podemos pasar de “es demasiado tarde para cambiar de carrera” a “quiero realizar un cambio positivo en mi vida”.

 

Dejar de procrastinar

Que levante la mano el que no sienta que procrastina demasiado. Se trata de un mecanismo complejo que tiene mucho que ver con nuestras emociones. Etimológicamente, procrastinar significa “actuar en contra de mi mejor juicio”. Cuando procrastinamos, nos frustramos porque estamos bloqueados y no nos estamos centrando en aquello que nos importa.

 

Desarrollar mi empatía y mi escucha

Todas las “soft skills” se pueden mejorar, independientemente del punto del que partamos. Hay gente que es naturalmente empática desde pequeña. Otros quizá necesiten más intención y más entrenamiento, pero también pueden mejorar estas habilidades que son clave para ser un líder inspirador.

 

Reflexión Final

Es sanador salirnos de nuestra cabeza por un ratito y pensar en qué le estará pasando al que está al lado. Empatizar con sus miedos, sus inseguridades, sus circunstancias…

Es bonito recordar todo lo que nos une en estos tiempos de crispación y enfrentamiento. Es útil también plantearnos los objetivos en los que queremos trabajar, y ponernos con ellos.

 

Compartir este artículo:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Responsable: Tiscar Mascaraque. Finalidad: Prestarte el servicio solicitado y contestar a las cuestiones planteadas. Legitimación: Consentimiento del interesado aceptando la política de privacidad. Destinatarios: Los datos no se cederán a terceros salvo en los casos en que exista una obligación legal. En todo caso, los datos que nos facilitas están ubicados en servidores cuya sede se encuentra dentro del territorio de la UE o gestionados por Encargados de Tratamiento acogidos al acuerdo “Privacy Shield”, aprobado por el Comité Europeo de Protección de Datos. Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos, así como otros derechos, como se explica en la información adicional.

QUIÉNES SOMOS